Unos dientes más blancos nos dan un aspecto más sano y limpio, así que el tono de color del esmalte es una de las preocupaciones más habituales a las que se enfrenta la estética dental.
El esmalte es una dura capa que recubre la corona de la dentición y protege las capas internas frente a los efectos de los ácidos y de la placa bacteriana, así como del contraste de las temperaturas muy frías o muy calientes, que pueden provocar sensibilidad dental.
La gama de color del esmalte puede oscilar naturalmente entre el amarillo claro y el blanco grisáceo. Con el paso del tiempo, el esmalte va perdiendo su color original, además, el obscurecimiento dental puede deberse a diferentes causas: la edad, una mala higiene bucodental, el tabaco, los hábitos alimenticios (como el vino) o el consumo de algunos fármacos.
También pueden aparecer antiestéticas manchas blancas, ya sea por una mineralización insuficiente durante la infancia, la descalcificación provocada por los ácidos y la acumulación de placa bacteriana, el exceso de flúor o, de nuevo, el consumo de algunos medicamentos. Estas manchas pueden provocar la aparición de caries, así que es importante tenerlas controladas en las revisiones periódicas con tu dentista en Valladolid para minimizar este riesgo.